MANEJO DE CONFLICTOS I

HARAS QUE EL CONFLICTO SEA TU ALIADO

Debemos recordar que en el matrimonio son dos personas que pasan a ser una, por lo que en el punto justo en que se interceptan hay fricciones y tensiones.
Los conflictos pueden destruir al matrimonio. Sin embargo, también pueden atraer una suave brisa y una nueva vida a sus relaciones. El matrimonio puede hacerse más fuerte a través de los desacuerdos y las adversidades.
En ocasiones, el matrimonio es como un duelo. Cuando aprendemos a manejar los conflictos con éxito, ¿adivina qué? Se convierte en un dúo que produce una armonía casi divina. Entonces, a usted le toca decidir si su matrimonio será un duelo o un dúo.

DOS MITOS ACERCA DEL CONFLICTO.
1. Los buenos matrimonios no tienen problemas. ¿Ha peleado alguna vez con su cónyuge? ¿Ha reñido por algo? Si es así, lo felicito. Quiere decir que tiene un matrimonio perfectamente normal. Todo matrimonio tendrá conflictos, no importa lo bien que se lleven o la madurez espiritual que tengan. Es una parte normal del matrimonio.
2. Los conflictos hacen daño a los buenos matrimonios. Los conflictos no tienen por qué daño a un matrimonio bien construido. En realidad, los conflictos son una parte importante de todo buen matrimonio. Cuando los manejamos con sabiduría, pueden llevar a una mayor intimidad mientras que si se resuelven de manera inconveniente, pueden conducir al aislamiento.
Para que la unión de dos puercoespines dé resultado, hace falta negociar. Por eso, de este tipo de conflicto surge la verdadera intimidad que da como resultado un matrimonio sólido.
La Biblia nos enseña: “Considérese muy dichosos cuando tengan que enfrentarse con diversas pruebas” Santiago 1:2. ¿Porque dichosos? Porque la prueba produce paciencia y la paciencia madurez (vv. 2-4)

LOS “NO” DE LOS CONFLICTOS
En los conflictos destructivos se emplean varias armas de guerra inadecuadas para “ganar” las batallas. Seremos capaces de interceptar muchos de estos conflictos si recordáramos los siguientes “no”
1. No se avergüence de su enojo. Todo aquel que desee hacer algo en la vida, en algún momento se va a enojar. Si usted nunca se enoja, dudo de que haya logrado mucho como persona. Debemos saber cómo manejar el enojo. La Biblia dice: “Si se enojan, no pequen. No dejen que el sol se ponga estando aun enojados” Efesios 4:26.
Claro que uno debe tener la madurez de manejar el enojo de manera adecuada y ahí es donde la mayoría yerra. Nos encendemos, nos enojamos y atacamos a la persona en vez de atacar el problema.
2. No use artillería pesada ni armas mortales. Usted no desea en realidad una victoria completa e incondicional. Los que no se dan cuenta de esto hacen que el conflicto sea mayor y se llegue al aislamiento más que a la intimidad. Así que, deje espacio para maniobrar.
Debemos permanecer en el ruedo y escuchar con atención y tener el valor suficiente como para enfrentar lo que sea que preocupa a nuestro cónyuge. Cualquiera puede huir. Los cobardes lo hacen todo el tiempo.
3. No ventile los trapitos sucios en público. No hay que discutir los asuntos privados frente a los amigos, la familia o los socios. Eso no hará más que herir a su pareja y no ayudara en nada a resolver el conflicto marital.
4. No se acorrale. Usamos frases y amenazas demasiado exageradas, amplias y dramáticas para controlar a nuestra pareja. Se suele decir que en el amor y en la guerra todo se vale y no es así. No se ponga en una postura de la cual no haya retorno.
5. No use la coartada de la tortuga. La tortuga, cuando se encuentra un problema, se encierra en su caparazón, se agacha y se queda quieta. Muchos de nosotros actuamos como la tortuga ante el conflicto matrimonial. Nos encerramos en el silencio.
Muchas veces nos negamos a enfrentar los pequeños conflictos del matrimonio.
6. No sea resentido. Muchos de nosotros manejamos los conflictos basados en el resentimiento y exageramos las cosas. Tomamos una situación insignificante y la generalizamos de manera que la hacemos parecer como algo que ha existido desde el comienzo. Nos apoyamos en el resentimiento y nos permitimos salirnos completamente de control.

COMO HACER QUE EL CONFLICTO SEA CONSTRUCTIVO
En un momento de tregua entre conflictos es útil sentarse con la pareja a determinar el patrón de conflicto en el matrimonio. Cuando todo parezca estar en paz y relativa calma. Entonces siéntese y conversen. “Hagan mantenimiento preventivo”.
Identifiquen las áreas de tensión y conversen sobre lo que harán al respecto. Hallaremos soluciones aplicables a nuestra desavenencia si tan solo nos sentamos y las tratamos de manera razonable.

CUANDO SE PRESENTA LA BATALLA
1. Hable y escuche a Dios. ¡Ore! Verbalice su conflicto ante Dios y espere su respuesta. Antes de hacer cualquier cosa, hable con Dios… y escúchelo.
2. Intente comprender a su cónyuge. Tenemos que comprender a nuestro cónyuge. ¿A que le teme o que le inquieta? Piénselo por un momento. ¿Puede ser que su pareja se sienta insegura o que tal vez necesite un poco de cariño?
3. Intente comprenderse usted mismo. La mayoría de nosotros somos demasiado duros o demasiado blandos con nosotros mismos. En ocasiones otros ven lo que nosotros no podemos ver. Busque a alguien con discernimiento y pídale que le ayude a ver cuáles son sus fortalezas y sus debilidades.
4. Converse con su pareja. Ninguna relación podrá prosperar sin una comunicación fluida y saludable. Cuando uno habla, debe asegurarse de elegir palabras positivas y edificantes. Muchas parejas se hunden al intercambiar insulto por insulto e injuria por injuria. No debemos responder al insulto con otro insulto sino con una bendición. Necesitamos aprender a cambiar amargura por dulzura. Así que, elija sus palabras con cuidado.
5. No permita que el sol se ponga estando aun enojado. No permita que el enojo pase más allá de la fase del corazón herido. Esto no quiere decir que los esposos deban estar de acuerdo en todo. Significa que deben quedarse levantado varias noches con el propósito de no irse a acostar hasta haber arreglado las cosas.
6. Haga que la confesión y el perdón sean una prioridad. “Querida, lo siento. ¿Me perdonas?”. Estas palabras permiten que el conflicto abra las puertas a unas relaciones más fuertes. A menudo, pedir perdón es todo lo que hace falta para que una pareja vuelva a unirse otra vez.
Cuando aprendemos a manejar los conflictos de manera constructiva, no hay un “ganador”, sino que la pareja sale ganando y sus relaciones salen fortalecidas.

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